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Diez centímetros
La distancia que nos separa del interior del vientre materno al mundo exterior, es el recorrido más corto, más intenso y más revelador, que viviremos a lo largo de nuestras vidas.
Cómo recorremos este camino y cómo nos reciben al final del trayecto, nos deja una marca profunda de cómo es el mundo al que venimos.
Estos diez centímetros que marcan el inicio de la vida, son una gran oportunidad de cambiar un mundo cada vez mas deshumanizado, si volvemos a ser conscientes de su poder transformador.
Cuidar el nacimiento, recibir a nuestras hijas de una manera cálida y respetuosa, siendo conscientes y tomando nosotras las decisiones sobre nuestro cuerpo, habla de quiénes somos y de cómo queremos que sea el mundo que habitamos.
La mujer necesita estar informada, con información contrastada y basada en la evidencia científica para poder tomar ella las decisiones sobre su propio parto.
Cuando una mujer no ha sido informada durante el proceso de embarazo, en el momento de parir puede sentirse desorientada, manipulada y convertida en sujeto pasivo, totalmente disociada de su parto, dejando de ser ella quien controla su cuerpo en el momento más poderoso del cuerpo femenino.
El acto de parir es uno de los momentos más importantes de la humanidad, es el acto en el que se perpetúa la especie, es el nacimiento de una nueva vida.
¿Qué motivos más puede haber para darle al parto la atención y el cuidado que merece?
“…Casi no recuerdo el momento, pero siento que te sacan de dentro de mí.
¡Ya la tengo! – dice el doctor. Te alzan y te me muestran, estás llena de un líquido blanco. Te quiero abrazar, ponerte sobre mí pecho y sentirte. Pero se te llevan. Estoy abierta, los intestinos a fuera, y a ti te ponen sobre una mesa metálica lejos de mí.
No puedo parar de mirarte. Estás desnuda, boca arriba, y lloras. Te mueves desconcertada. Te miro y lloro. Estás lejos. Siento amor y siento rabia. Te quiero tener encima de mí, pero se te llevan, así, como si no fueses hija mía.”
/ Mireia / Parto por cesárea.
“Cuando una madre siente que está acompañando a su bebé en el nacimiento, aunque sea por cesárea, cuando la primera voz que escucha este bebé es la de su madre, cuando este bebé, a pesar de haber nacido por cesárea, puede hacer el piel con piel con su madre, escuchar su respiración y el latir de su corazón, es una cesárea respetada o, lo que es lo mismo, humanizada.”
/Imma Sàrries / Comadrona de parto en casa.
El parto forma parte de la vida, de la naturaleza animal. Nuestro parto nos conecta con la esencia de la existencia. Nos humaniza cuando somos conscientes de que está naciendo un (pequeño) ser humano y debe ser respetado y cuidado desde los primeros momentos de su vida, y por tanto, durante el resto de sus vidas.